viernes, 9 de agosto de 2013

Chevrolet Camaro (1969)

A todos les voy a pedir un favor: que me tengan paciencia. No en general, aunque se que mi carácter lo requiere, sino que me tengan paciencia con mis escritos. Mi imaginación se ha ido de vacaciones y desconozco su paradero. Al parecer huyó despavorida, acorralada por el mejor de los opresores, llamado trabajo. La tirana necesidad, tienen en este abusador, a una de sus mejores herramientas, para hacer que todo lo bueno pase a segundo plano. Es por ello que el Chevrolet Camaro de 1969 que nos acompaña, va a pagar caro mi falta de imaginación.

A muchos de ustedes le debe suceder que el trabajo les demanda más de lo recomendado, haciendo que el día y la noche no alcancen. Horas de trabajo, horas de viaje y la mente que nunca se desconecta, hacen que todo lo que era fácil se convierta en algo parecido a una carga. Es como que uno se olvida de andar en bicicleta, algo natural que aprendimos de chicos y ahora nos sentimos incapaces de pedalear una cuadra.

Hay veces que el trabajo acompaña y uno lo lleva “de taquito”, pero otras veces eso no sucede. Las presiones, las faltas de resultados, lo burocrático de una empresa o la falta de herramientas, hacen que algo que parecía fácil se convierta en algo tan difícil, como escalar el Everest descalzo. Y podemos sumar muchas cosas más, como un jefe injusto, o un ambiente de trabajo pésimo, que hace todo más pesado que un collar de melones…

Pero claro, la pobre necesidad aprieta desde el otro lado. Por que sino, sería muy fácil, largar todo y buscar un trabajo más placentero, como barman de un parador en la playa. Jamás nos arriesgaríamos a largar todo, por vivir la vida que deseamos, ya que no tenemos el valor de jugarnos por eso que anhelamos. El miedo al fracaso es más grande, que la presión del trabajo, por lo que decidimos lidiar contra este último, antes de intentar vivir nuestra vida deseada.
 
Todos los que sentimos una atracción por los autos, de seguro tenemos el auto que jamás soñamos tener. Nos movemos en nuestros pequeños 3 o 5 puertas, modernos, con MP3, aire acondicionado, vidrios eléctricos y todo lo que exigimos a la hora de la compra. Pero en realidad nunca pensamos en tenerlo. Es más factible soñar con este Camaro Convertible que solo voy a tener en miniatura, que con el próximo auto que me voy a comprar, que ni se cual va a ser.

Es como con las mujeres. Uno soñó, sueña y va a soñar con esa señorita que lo deja a uno soñando despierto, pero después descubre que no es la elección que ha hecho. Como decía Fontanarrosa “uno se deslumbra con la mujer linda, se asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota”. Tal vez no hay que ser tan drástico y solo haya que renunciar a todo y dedicarse a vivir. No puede ser tan difícil.

La gente de Chevrolet soñó con un auto para hacerle frente al Ford Mustang y en 1965 se filtró en la prensa que el proyecto Pantera estaba en marcha. Las dudas que se generaban sobre el nuevo modelo no hicieron más que crear una gran expectativa hasta la presentación del mismo. En junio de 1966, los periodistas del ambiente, recibieron dos invitaciones. En la primera se los citaba a un almuerzo, a fin de ayudar a “rascar un gato”, mientras que la segunda carta decía que la “Sociedad para la erradicación de la Pantera del mundo del automóvil, iba a celebrar su primera y última reunión”.Todo esto era, no solo para aumentar el interés, sino también tenía el ánimo de provocar una pequeña guerra dialéctica con sus competidores.

Así fue como el nombre del proyecto fue abandonado y en concordancia con los modelos Chevelle, Chevy, Corvette y Corvair se optó por un nombre que comience con la letra C. Se anunció que el nuevo nombre “sugiere la camaradería de los buenos amigos, y de esta forma va a ser este automóvil con su propietario, su nombre es Camaro” Cuando se consultó ¿Qué es un Camaro?, el gerente de Chevrolet respondió ”Es un animal pequeño y vicioso que se alimenta de Mustangs”. Como que no conocía de sutilezas.

El auto salio a la venta en septiembre del ’66 pero como modelo 67 y la primera generación se mantuvo hasta 1969. Se ofrecían ocho motorizaciones distintas que iban desde un modesto motor de 6 cilindros y 3.5 litros hasta un V8 de 7 litros de cilindradas.

El de esta generación es el que nos acompaña y pertenece a la colección Car Collection de editorial DelPrado. En el video pueden ver la primera publicidad del auto, con unos efectos especiales envidiables hoy en día….

Saludos para todos y gracias por su paciencia

sábado, 3 de agosto de 2013

Toyota 7 (1970)

Desde una punta a la otra del planeta, hay tantos gustos como habitantes del mundo. Lo que es lindo para unos, es exactamente lo contrario para otro, no solo por una cuestión de gustos, sino también por el distinto conocimiento que se tiene sobre el tema. Para nosotros este auto, es apenas una pieza más en nuestra colección, pero en Japón, si uno le falta el respeto al Toyota 7 de 1970, aparecen cientos de rōnins para que la justicia divina de los samurais, caigan en forma de katanas sobre el maldito hereje….

El respeto, algo más promulgado por sociedades orientales que por las que están de este lado del mundo, es una buena costumbre que para mantenerla, se debe tener como estilo de vida y transmitir de generación en generación. Es un trabajo arduo que requiere no solo la enseñanza, sino también ejemplificarla para que todo este en armonía.

En Japón, tenemos la impresión que es así. Solo hemos visto algunas películas, y leído algunos recortes periodísticos, pero eso nos alcanza para llegar a la conclusión que ellos son gente de palabra. También ayuda llegar a esa conclusión, que en nuestra sociedad, es difícil encontrar alguien que cumpla con nuestra idea de respeto.

Toyota se ganó el respeto, no solo por la calidad de sus autos y sus diseños, sino también por su cultura de trabajo, que para muchos de nosotros es exagerada. En la década del 60, la idea del gigante japonés era expandirse más rápido de lo que lo estaba logrando y decidió apuntar sus cañones a EE.UU. Tal vez por venganza, o tal vez porque el mercado europeo lo veían más complejo, se decidieron ir por América del Norte.

Para ello, no solo se dedico a diseñar autos para el ciudadano común, sino que pensó en un programa de carreras, el cual incluía el famoso Can Am donde competían Porsche, Lola, Chaparral y McLaren. Lo primero que hizo fue proponer un campeonato similar pero a nivel local, para poder proyectar el nuevo auto. El diseño del auto recayó en Jiro Kawano que trabajo en el Toyota 2000, mientras que el chasis quedó en manos de otra empresa japonesa: Yamaha.
 
Para 1968 se presentó el primer modelo que tenía un motor de 3 litros y 300 CV, que lo dejaba en clara desventaja frente a los Lolas y Nissan que tenían motores de 5 litros y 450 CV. Sin embargo se siguió todo el año con el mismo motor, puesto que todo estaba en desarrollo y solo se quería adquirir experiencia. Para 1969 deciden poner el motor de 5 litros semejante al de sus rivales y consiguen sumar victorias, aunque el Gran Premio de Japón queda en manos de Nissan.

En 1970 el Toyota 7 sufre un duro golpe, cuando se decide cambiar la reglamentación del campeonato japonés. Pero esto no desalentó a Toyota, puesto que ya estaba en sus planes el desembarco en EE.UU. El nuevo auto tenía dos turbos que elevaban la potencia a 800 HP. Ese auto es el que nos acompaña

Pero lo peor estaba por venir. El piloto estrella de la marca Sachio Fukuzawa sufrió un mortal accidente en la pista de pruebas de Yamaha, por lo que el proyecto se demoró. Sachio no era solo un piloto más, sino que tenía un alto perfil dentro de la sociedad Japonesa. Era un ídolo más allá del automovilismo ya que también era muy conocido entre las mujeres, puesto que se daba el lujo de modelar para distintas marcas.
 
La publicidad negativa para la marca, hizo titubear al Toyota 7, que decidió continuar a pesar del escándalo y los procedimientos judiciales. Pero el auto se negaba a seguir, como aferrándose a su destino de no dejar Japón. En el autodromo de Suzuka, mientras se desarrollaban pruebas privadas, Minoru Kawai siguió derecho en una curva a más de 200 km/h. Minoru también tenía un alto perfil, ya que hacía avisos en la prensa para Toyota y era el esposo de Rosa Ogawa actriz, modelo y cantante del Japón.

Así el Toyota 7 fue cancelado y no vió más una pista hasta el 2002. Ese año fue presentado en el Festival de Goodwood, en manos del escocés Allan McNish. Una vez finalizada la exhibición, le preguntaron que le pareció el auto. “Terrorífico, no podía controlar la aceleración y nunca sabía si iba a frenar”. Es raro que todavía no le hayan llegado los rōnins…

La miniatura es de la colección Car Colection de editorial DelPrado. En el video pueden ver como eran esos años, les recomiendo desde el minuto 5:45.

Buena semana y Saludos para todos los héroes del automovilismo.

Un clásico devorando litros....

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