Veamos como iba el campeonato. La primera carrera eran “Los 1000 km de Buenos Aires” en Argentina. Una fiesta que hoy es impensable en nuestro país, donde la batalla fue entre Ferrari y Porsche, siendo los ganadores estos últimos a manos de Jo Siffert y Derek Bell. En esta competencia corrieron Reutemann, Monguzzi, Brea con Porsche, Garcia Veiga con Ferrari y Del Rio con Lola.
No todos los 917 fueron iguales. Hubo algunos spyder y en los cerrados había dos tendencias según el circuito. Cola larga o cola corta. De cara a la contienda de Le Mans, Porsche decidió tratar de hacer un híbrido para sacar lo mejor de las dos versiones para que al automóvil sea tan bueno en la larga recta de des Hunaudières como en la parte trabada del circuito.
Y fueron dos los proyectos. Uno era el de Tony Lapine, jefe del departamento de diseño de Porsche. El otro era el de la firma francesa SERA. Y es este último el que gana el proyecto. Al pobre Lapine, como consuelo, le dieron las instrucciones de decorarlo y es ahí, donde no se sabe si fue por venganza, por hacer algo gracioso o simplemente por las dimensiones del auto, es que este modelo tomó el color rosa, con las líneas punteadas simulando los cortes de carne y con los nombres correspondientes de los cortes en alemán.
Así presentado, el 917 no tardó en recibir todo tipo de apodos. "Big Bertha" (Gran Bertha) para los galos, "Pink Pig" (Cerdo rosa) para los ingleses y "Der Tuffeljäger von Zuffenhausen" (El caza trufas de Zuffenhausen) para los alemanes. La trompa de este modelo es más corta y baja. El ancho de la carrocería se incremento, pero no el eje, por lo tanto las ruedas estaban más escondidas que en los otros modelos. La cabina del piloto quedó igual, por lo que parece más pequeña. A todo esto se le debe sumar que sus formas son más redondeadas, por lo que toma un aspecto más “gordo” que sus antecesores.
La leyenda dice que cuando Lapine lo vio, lo primero que le vino a la mente fue un chancho y por eso la decoración. Y se supone que para el número 23 tomó la tipología de los billetes de dólar, debido a que Porsche por el proyecto, debió pagar una fuerte suma de dinero a la empresa francesa.
El automóvil fue confiado a la dupla conformada por Willi Kauhsen y Reinhold Joest. Durante la carrera quedó demostrado que tenía un buen conjunto aerodinámico, mejor que el previsto, pero sin llegar a inquietar los Porsche de cola larga, ya que estos hacían una gran diferencia en la larga recta. A mitad de competencia, circulando en un loable quinto puesto, tuvieron una salida de pista debido a problemas en los frenos, que los obligó a abandonar.
Esa fue su única participación, ya que al año próximo, el cambio de reglamentación lo dejó afuera del campeonato, pero esa es otra historia. Hoy descansa en el museo de Porsche en Stuttgart.
Les dejo un video del automóvil, imágenes del original, el afiche de la carrera y fotos de la réplica correspondiente a al número 33 de la colección Porsche de la Editorial Planeta DeAgostini, Edición Argentina.
Gracias y saludos hasta nuestro próximo viaje.