A principios de la década del ’50, la empresa alemana ya resurgía con fuerza de las cenizas de la segunda guerra. Las fábricas se reconstruían, el desempleo descendía y la producción crecía constantemente. Pero el crecimiento siempre debe ser acompañado con políticas apropiadas, para poder sustentarlo en el tiempo. Por lo que el directorio de la compañía, optó por una estrategia de volver a incursionar en el campo de la competición y avanzar hacia un nuevo mercado: EE.UU.
Para la faz deportiva, se pensó en un nuevo chasis muy liviano, un motor 6 cilindros en línea de 3 litros y una carrocería muy baja. El inconveniente era que al estar las butacas muy cerca del piso, era imposible utilizar puertas convencionales, por lo tanto, los ingenieros llevaron a cabo una ingeniosa solución. El acceso era similar a unas escotillas, que pivoteaban desde el techo. El resultado fue el Mercedes Benz 300SL Gullwing, más conocido como “alas de gaviota”.
Para el nuevo mercado, se designó al vienés Max Hoffman como representante en EE.UU. este hombre de negocios sugirió vender 1000 unidades del 300SL como versión de carretera, por lo cual el auto fue presentado en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1954. El automóvil por lo complejo de la estructura, era uno de los vehículos más caros del momento, sin embargo, Max se salió con la suya y en tres años vendió 1400 unidades.
Con tal resultado en los negocios, el directorio alemán escuchaba con interés los pedidos de Hoffman, quien sugirió un nuevo modelo. Debería ser descapotable, para las zonas cálidas del sur del país y más económico que el 300. En pocos meses el nuevo modelo fue terminado y presentado oficialmente en el Salón de Ginebra de 1955, aunque un prototipo se había dejado ver el año anterior en Nueva York.
El nuevo Mercedes Benz 190SL utilizaba el chasis reforzado del 180 con suspensión independiente. Poseía un motor de 4 cilindros, un solo árbol de levas y 1900cc, alimentado por dos carburadores Solex PHH 44 y entregaba 105CV. Se construyeron 25.881 unidades entre los años 1955 y 1963. Se podía elegir entre dos versiones de capota. La tradicional de lona o un techo rígido desmontable.
A pesar de la inteligencia de Hoffman y del reconocido prestigio comercial que ostentaba, Mercedes necesitaba una red de distribución que el vienés no contaba. Por tal motivo firma contrato con Studebacker-Packard, que a su vez necesitaba un nuevo lanzamiento, ya que perdía terreno frente a las otras empresas americanas. Pero lamentablemente Studebacker no pudo evitar su falta de liquidez. Mercedes prontamente compra el residual de la empresa y lo utiliza como de su propiedad. Y de esta manera, la casa alemana, consigue aumentar considerablemente las ventas, tal como se lo había propuesto más de una década atrás.
Les dejo distintas imágenes, un video y fotos de la réplica, correspondiente a la colección “Mercedes Benz La Leyenda”, editorial Altaya, edición Argentina.
Saludos y hasta el próximo encuentro!!!