¿Cómo serán los autos dentro de 75 años? La
verdad es que todas las conjeturas que pueda tener, seguro que son
desacertadas. Creo que tal vez, podemos estar más cerca de intuir como serán
tecnológicamente, por ejemplo no creo que los motores de combustión interna
vayan a ser la mayoría. Los eléctricos habrán solucionado su problema de
autonomía y de las cargas y el silencio invadirá las calles. Tal vez el
hidrógeno y la energía solar sean una alternativa muy seductora. Pero en las
formas, no tengo ninguna imaginación. Seguro que van a ser más pequeños, pero
no tengo ninguna otra idea. Supongo que 75 años atrás, tampoco podían imaginar
como iban a ser los vehículos de la actualidad, sino Figoni & Falaschi no
podrían haber hecho este Delahaye MS 165 de 1938.
Teniendo en cuenta la historia de los automóviles
hasta el presente, podemos pensar que en el futuro, los autos van a ser más
pequeños. Los nuevos materiales van a permitir compactar todo. Las grandes
ciudades van a estar cerca de hacinarse, y cada metro cuadrado va a ser muy
caro, para estacionar un “bote” de 4 metros de largo. Por otro lado las familias
van a ser cada vez más unipersonales. ¿Para que vamos a tener un sedán para
cuatro personas, si nos alcanza con que sea de una plaza y media? El diseño va
a estar al servicio de la funcionalidad, no de la estética. Todo va a tener una
razón de ser, no va haber nada que sea solo un capricho de un loco diseñador.
Ojalá me equivoque en el pronóstico y sigan
existiendo estos vehículos que nos asombran solo de verlos. Cuando veo este
Delahaye, casi no me lo puedo imaginar en una ruta. Lo veo más emparentado con
un cuento de Julio Verne que con un auto real. Quiero soñar que los diseñadores
nos van a seguir asombrando a todos, no que todo se va a regir de antemano,
prohibiendo a nosotros, simples humanos, del placer de la sorpresa. En todo
caso, si en el futuro, los autos van a ser como me los imagino, mi egoísmo sale
a luz y disfruto de saber que no voy a estar para verlos….
Seguro que Figoni & Falaschi, de ver
nuestros actuales vehículos, se retorcerían de dolor estomacal, aunque
seguramente se sorprenderían de las tecnologías aplicadas. Don Giuseppe Figoni
nació en Piacenza, Italia. Muy joven se traslado a Francia donde su primer
empleo fue en una fábrica dedicada a la producción de vagones de tren. Ahí
aprendió a trabajar los metales, arte que luego de la Primera Guerra Mundial le sería
muy útil, para establecer su propio taller de reparaciones de carrocerías. Como
los trabajos realizado por el joven italiano, eran de una elevada calidad,
prontamente se le encargaban carrocerías completas de distintos chasis de la
época como Delahaye, Bugatti, Renault o Delage
Como todo dotado para el arte, las finanzas no
eran su fuerte, por lo que decide asociarse con Ovidio Falaschi, también
italiano, quien se dedicaba a la parte económica del negocio. Figoni, que se
sentía atraído por la incipiente industria aeronáutica, sostenía que el peor
enemigo del diseño era el viento. De ahí que muchos de sus diseños muestran las
ruedas carenadas y la carrocería la forma de gota de agua.
Otra gran característica eran las pinturas. Fue
uno de los primeros en utilizar tonos metalizados y siempre combinándolos con
los interiores. Sostenía que las carrocerías eran los trajes de los autos, por
lo que no era difícil encontrarlo con diseñadores de alta costura, con los
cuales trabajaba en conjunto diseñando ropa, guantes y sombreros en combinación
con el vehículo que estaba carrozando. Podemos decir que fue uno de los
primeros carroceros “boutique” del mundo….
Este Delahaye fue presentado en 1938 en el
Salón de Paris, recibiendo elogios tanto de los especialistas, como del mundo
entero. Fue tal el éxito, que el gobierno francés encargó una unidad para
exponerla en la Feria Mundial
de Nueva York del mismo año, como sinónimo de la industria francesa. El auto
fue llevado sin motor y fue expuesto con pequeñas modificaciones con respecto
al modelo original. Pero al mismo tiempo, estallaba la Segunda Guerra Mundial en
Europa y el Delahaye MS 165 quedaba atrapado en la aduana de EE.UU. durante 6
años.
Luego de ese periodo fue expuesto en
California, con un motor Cadillac V8 y transmisión automática. Por suerte, a
principios de los ochenta, un coleccionista pudo reunirlo junto al grupo motor
caja original y luego de una exhaustiva restauración, fue presentado en la
exposición de Pebble Beach de 1992 donde ganó el premio en su categoría. Esta
unidad es la que reproduce la réplica que están viendo.
La miniatura es de la colección “Los más bellos
autos de época”, editorial Altaya, edición española. Les dejo un video del año
pasado, con la exposición de Pebble Beach, la cual para mi gusto reúne los
mejores autos.