Supongo que cada uno de
nosotros tiene una manera distinta de elegir que auto incorporar a su
colección, así como que auto publicar en el blog. Mi primer método es bastante
sencillo, si me gusta y está a mi alcance, lo compro. No me importa si es de
carrera, si es un auto que conozco, si es lindo, raro o es el más común de los
escala 43. Me gustan los autos y punto, no discrimino. En cambio, para
publicar, doy más vueltas que una calesita. Elijo un rubro y ahí comienzo a ver
todos los modelos, como si fuese “la elección de la vida”. Y doy vueltas hasta
que algo me llama la atención. Como por ejemplo, cuando no me decidía que
automóvil de rally publicar, hasta que leí sobre el Panhard PL 17 de
1961. Vean el porque.
Primero les cuento muy sintéticamente
sobre esta marca francesa. Francois René Penhart, era un constructor de
carruajes, al que le siguió su hijo Arien, quien tomó una gran reputación dando
grandes dividendos a la familia. Su hijo, también llamado René y estudiante de
ingeniería, se asoció con Jean Louis Perín, para producir maquinaria con
destino a la industria maderera. Más tarde, se les suma un tercer socio para la
fabricación de motores de combustión interna, llamado Emile Levassor. Y así fue
como estos tres socios, son los fundadores de Panhard Levassor, una de las
marcas más antiguas en la industria automotriz.
En un principio sus
vehículos tenían dos destinos. Por un lado eran considerados como los mejores
en la competición, ganando distintas carreras en Europa. Por el otro lado, sus principales
clientes “civiles” provenían de la clase alta. Así se sostuvieron hasta
finalizada la Primera Guerra, cuando otras marcas francesas empezaron a crecer
al amparo del gobierno. La crisis del ’29, les da un nuevo golpe, obligándolos
a reducir la producción y a incursionar en autos más pequeños. Tras la
finalización de la segunda Guerra, la producción se centro en los autos
populares, como por ejemplo el modelo Dyna.
Los Dyna X87 y 89 eran
autos muy avanzados, ya que gracias a su aerodinámica podían alcanzar los 130
km/h con su pequeño motor de dos cilindros y 28 HP. A este modelo le siguió en
1953, el Dyna 54, que obtenía la misma performance, pero con un consumo de 7
litros cada 100 km y podía llevar a seis pasajeros, gracias a su peso de apenas
650 kilos. Este Dyna fue el segundo en ventas detrás del conocido Citroën 2CV y obtuvo
las mejores criticas de los especialistas de la época. El motor bicilíndrico
contaba con 42 HP, y las ventas aumentan, pero el precio era alto, debido a la
cantidad de aluminio que se utilizaba para bajar el peso.
Cuando las ventas
empiezan a bajar, Louis Bionnier tiene la misión de diseñar su sucesor. Toma el
Dyna y rediseña las partes delanteras y traseras, modernizando al vehículo y en
1960, es presentado el Panhard PL 17, donde las iniciales corresponden a la
marca original Panhard & Levassor y el número, a la nueva política de
Citroën, que desde 1955 era accionista de la marca, para luego absorberla
completamente. Algunos sugieren que 17 corresponde a la suma de 5 los caballos
fiscales, 6 las plazas disponibles y 6 los litros requeridos para recorrer los
100 km. Bastante rebuscado para mi gusto....
El PL17 tuvo un singular
suceso, llegando su producción total a las 130.000 unidades. Tuvo su versión
cabriolet, así como su furgoneta. También contó con un motor de mayor potencia
denominado Tigre de 60 HP, que seguía siendo el motor de dos cilindros y 850
cm3, pero con mayor compresión y un carburador Zenith de doble boca. Y para mi
sorpresa tuvo una pequeña historia en el Río de la Plata. En 1960, en Uruguay,
se reducen los impuestos a las importaciones, lo que permite el ingreso de
autopartes con el fin de armarlos en el país vecino. Se armaron pick ups y
rurales, aunque se desconoce si se llegó armar algún sedán, ya que eso no
cubría la importación.
Pero si, se trajeron
algunos sedanes para uso particular, que después corrieron tanto en Uruguay
como en Argentina. En el GP Argentino de 1960 se inscriben dos PL 17 con motor
Tigre a manos de Constanzi y Boschi, quien gana la primera etapa en su clase,
pero ambos deben abandonar. Para el año siguiente, se produce una invasión de
estos autos a manos de uruguayos, argentinos y un francés, pero nuevamente,
ninguno ve la bandera a cuadros. Y en 1962, Ramiro Balcarcel, obtiene la
victoria en su clase, empleando más de 47 horas para recorrer los poco más de
4400 km. Seguro que habrá alguien que modificó esta réplica, para acomodarlo a
nuestras pampas.
El auto que nos acompaña,
es el ganador del Rally de Montecarlo de 1961, piloteado por los franceses
Maurice Martin y Roger Bateau. Pero aclaremos algo, en esos años, el rally poco
tenía que ver con el actual certamen. Montecarlo era más una carrera de
regularidad, que una de velocidad pura. Los autos largaban desde distintas
partes de Europa, como Estocolmo, Varsovia o Lisboa, y penalizaban con puntos.
También había un coeficiente de acuerdo al cubitaje del motor, algo que en
definitiva ayudó a los autos de menor cilindrada, que ubicaron nueve autos de
menos de un litro entre los diez primeros.
Por estos hechos que
descubrí de este modelo, es que lo elegí para publicarlo. Tal vez lo que más me
llamó la atención, fue su pequeño motor junto a sus formas muy curvas que me
hicieron recordar al Tatra 603. Aunque admito, que leer que estuvo por estas
rutas, también hizo que me decidiera por este auto, que al principio me pareció
de lo más raro.
Les dejo un lindo video,
y las fotos de la réplica, correspondiente al fascículo número 43 de Rally
Collection, editorial Altaya, edición Argentina.
Saludos y buena semana!!!!!!