Esta vez le toca a una marca emblemática, puesto
que debe ser la que más seguidores posee, aunque también suma detractores. Es
la que para todos es sinónimo de belleza y velocidad. Desde el más neófito del
automovilismo sabe, su ciudad natal, el nombre del fundador, cual es su
insignia y de que color debe ser. Lo que pocos saben, es cual fue la primera
perla en la historia. Por eso, déjenme presentarles a la que tal vez menos
sangre de Maranello lleva en su motor, la Ferrari 815 de 1940. Pasen y vean.
Don Enzo Anselmo Ferrari, "il commendatore", ha sido
tal vez el personaje de mayor influencia en los autos deportivos. Su política
era que los autos “de calle” solo servían para solventar sus autos de
competición. Y podemos decir que mal no le fue. Pero sus inicios hay que
buscarlo como piloto. Enzo nació en Módena y tuvo un hermano mayor llamado
Alfredo, con el que compartía sus aficiones como las palomas mensajeras y el
gusto por el taller de su padre.
Mientras que Alfredo era
el alumno aplicado de la escuela local, Enzo odiaba estudiar y prefería
trabajar, aunque todavía no se veía como mecánico, sino como piloto. Y esto se
producía por dos factores. Su padre, también llamado Alfredo, al cual le iba
muy bien con su taller metalúrgico fue uno de los primeros en el pueblo en
adquirir un vehículo, que prontamente Enzo aprendió a manejar. El otro motivo,
fue cuando a la edad de 10 años, su padre lo llevó a observar la Copa Florio y
vio como el Fiat de Felice Nazzaro se hacía con la victoria. La semilla de la
competición ya estaba instalada.
Cuando tenía 18 años, la desgracia llegó a la
familia. Con pocos meses de diferencia, su hermano y su padre fallecen y él es
llamado al ejército. Su hermano había fallecido en el servicio militar y el
menor de la familia parecía tener el mismo destino. Su salud era débil y
entraba y salía constantemente de diferentes hospitales hasta que fue dado de
baja. Con sus antecedentes intentó suerte en Fiat pero fue rechazado. Sin
embargo, consiguió trabajo con el ingeniero Giovanni, quien se dedicaba a
reconstruir los vehículos militares ligeros de la post guerra.
Entre sus tareas estaba la de llevar mercadería
desde Turín a Milán y prontamente hizo amistades con otros transportistas.
Entre este devenir de relaciones, conoció a Ugo Sivocci que trabajaba en la
Construzioni Meccaniche Nazionali que también se dedicaba a trabajar con los
rezagos militares. Pero la gran diferencia era que tenía planeado construir su
propio automóvil de carreras. Así fue como Enzo consigue su nuevo trabajo como
piloto de pruebas.
El paso siguiente fue por fin correr una
competencia. Fue el 5 de octubre de 1919 en la Parma – Poggio de Bercetto donde
culminó decimosegundo, bastante lejos del ganador Antonio Ascari. La segunda
competencia fue en la mítica Targa Florio. Enzo culminó la carrera, pero lo
hizo tan retrasado que cuando llegó ya no había nadie, ni del público ni de la
organización. Oficialmente no terminó la carrera, pero para él fue un noveno
puesto... En 1920 se presentó en la misma competencia, pero para su nuevo
empleador Alfa Romeo.
Aquí vamos a dejar la historia de Enzo y Alfa Romeo
para otro momento. Simplemente hay que recordar que el vínculo duró hasta 1939
y en el medio, Ferrari dejó de ser piloto y paso a desempeñarse como director
técnico del departamento de competición. También en este periodo contrajo
matrimonio con Laura y en 1932 nació su hijo a quien bautizó Alfredo, llamado
cariñosamente Alfredino para más tarde convertirse en Dino.
Ferrari dejó Alfa por sus diferencias con el
director del nuevo departamento de competición Wilfredo Ricart, pero se fue
“sin rencores, aunque triste”. Y no solo se llevó un sustancioso acuerdo
económico, sino que también lo acompañaron un grupo de trabajadores. Con el
dinero y sus ayudantes funda en Módena, la Auto Avio Costruzione, una asesoría
técnica centrada en los autos de competición, aunque en el contrato de
rescisión figuraba una cláusula en la cual se prohibía a Ferrari por los
próximos cuatro años, construir automóviles propios y competir contra Alfa.
Y por supuesto que Il Comendattore no iba a cumplir
con esa obligación. Así es que prepara dos vehículos para la Mille Miglia de 1940,
dseñados por Massimino y Rangoni. El motor 8 cilindros, tenía la tapa de
cilindros construida en base a la unión de dos tapas del Fiat 508, así también
como los cilindros y las válvulas de la misma marca. Esto se hizo, ya que Fiat
había prometido un premio adicional, para aquel vehículo que utilizase partes
de Fiat. La cilindrada total era de 1500 cc y ofrecía una potencia de 75 CV,
para poder correr a unos 180
km/h.
Sus pilotos fueron
Alberto Ascari con el número 65 en una versión “cola lunga” y Rangoni que con
el 66, piloteaba un auto similar al que están viendo. Los dos autos llegaron a
estar en la punta de la carrera, pero ambos debieron abandonar. Ferrari adujo
que esto, fue producto del poco tiempo que tuvieron para alistar las máquinas.
Obviamente Alfa Romeo, puso el grito en el cielo, con el contrato en mano que
Don Enzo había firmado pero claro, a los pocos días, los italianos tenían
mayores preocupaciones debido al inicio de la Segunda Guerra
Mundial.
Les dejó una imagen con pilotos muy actuales, un video y fotos
de la réplica perteneciente al número 29 de “Ferrari Collection”, editorial
RBA, edición italiana. Quiero agradecer a Tunning y su insistencia para que
vaya al Parque Rivadavia, puesto que ahí es donde conseguí este hermoso
ejemplar.
Saludos y Felices
Pascuas!!!!!!