El buen sentido es la
cosa mejor repartida del mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena
provisión de él, que aun los más descontentadizos respecto a cualquier otra cosa,
no suelen apetecer más del que ya tienen. En lo cual no es verosímil que todos
se engañen, sino que más bien esto demuestra que la facultad de juzgar y
distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos buen
sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres: y, por lo tanto,
que la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más
razonables que otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por
derroteros diferentes y no consideramos las mismas cosas. No basta, en efecto,
tener el ingenio bueno: lo principal es aplicarlo bien. Las almas más grandes
son capaces de los mayores vicios, como de las mayores virtudes; y los que andan
muy despacio pueden llegar mucho más lejos, si van siempre por el camino recto,
que los que corren, pero se apartan de él.
Por mi parte, nunca he
creído que mi ingenio fuese más perfecto que los ingenios comunes; hasta he
deseado muchas veces tener el pensamiento tan rápido, o la imaginación tan
nítida y distinta, o la memoria tan amplia y presente como algunos otros.
Y no
sé de otras cualidades sino ésas, que contribuyen a la perfección del ingenio;
pues en lo que toca a la razón o al sentido, siendo, como es, la única cosa que
nos hace hombres y nos distingue de los animales, quiero creer que está entera
en cada uno de nosotros y seguir en esto la común opinión de los filósofos, que
dicen que el más o el menos es sólo de los accidentes, mas no de las formas o
naturalezas de los individuos de una misma especie.
Pero, sin temor, puedo
decir que creo que fue una gran ventura para mí el haberme metido desde joven
por ciertos caminos, que me han llevado a ciertas consideraciones y máximas,
con las que he formado un método, en el cual paréceme que tengo un medio para aumentar
gradualmente mi conocimiento y elevarlo poco a poco hasta el punto más alto a que
la mediocridad de mi ingenio y la brevedad de mi vida puedan permitirle llegar.
Pues tales frutos he recogido ya de ese método que aun cuando en el juicio que
sobre mí mismo hago procuro siempre inclinarme del lado de la desconfianza
mejor que del de la presunción, y aunque al mirar con ánimo filosófico las
distintas acciones y empresas de los hombres no hallo casi ninguna que no me
parezca vana e inútil, sin embargo, no deja de producir en mí una extremada
satisfacción el progreso que pienso haber realizado ya en la investigación de
la verdad, y concibo tales esperanzas para el porvenir que si entre las ocupaciones
que embargan a los hombres, puramente hombres, hay alguna que sea sólidamente
buena e importante, me atrevo a creer que es la que yo he elegido por mía.
Puede ser, no
obstante, que me engañe, y acaso lo que me parece oro puro y diamante fino no
sea sino un poco de cobre y de vidrio. Sé cuan expuestos estamos a equivocarnos
cuando de nosotros mismos se trata, y cuan sospechosos deben sernos también los
juicios de los amigos que se pronuncian en nuestro favor. Pero me gustaría dar a
conocer en el presente discurso los caminos que he seguido y representar en
ellos mi vida como en un cuadro, para que cada cual pueda formar su juicio, y
así, tomando luego conocimiento, por el rumor público, de las opiniones
emitidas, sea éste un nuevo medio de instruirme, que añadiré a los que
acostumbro emplear.
(René Descartes: “Discurso del método” 1637)
Será verdad todo lo que dice?
ResponderEliminarUna cosa es una construcción lógico filosófica que uno dibuja en el aire o escribe en un libro,
y otra cosa muy distinta es tener la claridad, constancia y carácter para mantenerla y sostenerla a rajatabla en el diario vivir.
Por el contrario, acostumbro a desconfiarle más a la gente que hace esos comentarios, por ejemplo, un tipo en el colectivo, lo mira y le dice:
"Así como me ve, yo soy muy abierto a opiniones y experiencias, porque lo único que me interesa es cultivarme de diversidad, porque soy muy modesto y necesito alimentar mis humildes opiniones..."
Yo no sé Usted, pero yo corro a tocar el timbre para bajarme -y desintoxicarme- en la primera parada que haya.
En cuanto al Fiat, la verdad es que descreo de la marca, me parecen electrodomésticos sin alma, aunque he sabido de gente que aprecia y ama todos y cada uno de esos autos, aunque estén pintados de un color tan repulsivo.
Gaucho:
Eliminar¿Hay algo de esta publicación que le haya gustado?..
Piense que ese escrito tiene casi 400 años. Y Descartes lo presentaba como una experiencia propia, no como un "método" para todos.
Cada uno debía encontrar su propio método.
El pobre Uno, no tiene la culpa de que Fiat este haciendo autos más populares que nunca. Y el color... Tenía la opción de quedarme con uno gris, pero sabía que este le iba a agradar mucho más. De nada.
Saludos!!!!
ufa qué carácter, se parece a uno que no puedo nombrar
ResponderEliminarSensible....
Eliminarmachirulo!
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