A mediados de los años
sesenta, concretamente en 1966, SEAT presentó en el Salón del Automóvil de
Barcelona, el coche que estaba llamado a sustituir al SEAT 600. Sin embargo,
hubo un cambio de planes y ambos acabaron formando parte de la gama de la marca
española de manera simultánea. Esta es la historia del SEAT 850.
A principios de los
‘60 el resurgimiento de la economía española era más que evidente. El conductor
de clase media que había prosperado económicamente y deseaba cambiar su SEAT 600
por un vehículo mayor, sólo tenía dos posibilidades; el lujoso pero
inalcanzable SEAT 1500 o cambiar de marca y optar por los recién presentados
Renault 8 o SIMCA 1.000. En 1964 la presentación en Italia del FIAT 850 hizo
que SEAT tomara nota del nuevo modelo italiano, junto a la prensa española y
del consumidor en aquel país. Las negociaciones con la casa matriz no se
hicieron esperar y en menos de dos años salió a la luz el nuevo modelo.
La jugada no salió
nada mal puesto que el nuevo modelo fue el modelo más vendido en España durante
sus ocho años de producción: se fabricaron 662.832 unidades hasta 1974. Su
popularidad se desato entre la clase media por varias razones: tenía un diseño
simpático, ofrecía más espacio que el 800 y, además, su precio era asequible:
80.000 pesetas de entonces y unos 12.000 - 13.000 euros de ahora.
En su versión de dos
puertas el SEAT 850 era una copia exacta de su homólogo italiano. Sólo los
anagramas y algunos detalles del tablero lo diferenciaban del modelo original.
SEAT dotó al 850 del motor más potente de los dos disponibles en Italia; el
bloque de 843 c.c. y 37 CV potencia y 7 CV a efectos fiscales, por lo que
esquivó el impuesto sobre el Lujo de 1967. Se trataba de una pequeña berlina de
tres volúmenes que aumentaba todas las medidas de habitabilidad del 600.
Pero en 1967 se
presentó un verdadero cambio con respecto a su hermano italiano. Un modelo destinado a enfrentar a sus
competidores franceses de todo atrás: surge la versión de cuatro puertas con
una cota de 15 cms más largo que el Fiat original diseñado por Dante Giacosa.
El Fiat 850 y, en
consecuencia, el Seat 850, se caracterizaba por ser un vehículo de dos
volúmenes, que lucía un frontal cuadrangular elevado con unos faros más grandes
que los del FIAT 600 y un parabrisas más amplio. Además, el interior contaba
con una serie de soluciones que ya estaban un paso por delante, como la
calefacción alimentada con el circuito de refrigeración del motor, en vez de
aire calentado dentro del propio vano motor.
1967 fue también el
año de presentación del SEAT 850 Coupé, variante deportiva con carrocería tipo
hatchback que suponía, salvando las diferencias, la única alternativa
relativamente económica al Alpine A110 de FASA, conformando estos dos modelos
la oferta del momento de deportivos de fabricación española. Para propulsar el
850 Coupé el bloque de 843 c.c. se potenció mediante un aumento en la relación
de compresión hasta unos nada despreciables 47 CV que le permitían alcanzar los
145 km/h. Este bloque sirvió también para motorizar al SEAT 850 Especial de 1968.
El 850 Especial fue
una versión más lujosa del 850 normal, con una mejor instrumentación, más
cromados, llantas de 13 pulgadas, frenos de disco delanteros y el volante del
Coupé. La aparición de SEAT 850 Especial supuso una reestructuración de la
gama; desde ese momento los dos puertas estarían disponibles en los acabados
Normal y Especial, mientras que los cuatro puertas se ofrecerían únicamente con
batalla larga y acabado Especial. A partir de 1971 la carrocería de cuatro
puertas volvería a estar disponible en el acabado Normal.
En 1969 SEAT puso toda
la carne en el asador y lanzo el SEAT 850 Spider. Se trataba de una copia
exacta de la segunda generación del Spyder de FIAT. Este pequeño descapotable
biplaza diseñado por Bertone y equipado con un bloque de 903 c.c. y 52 CV fue
una apuesta realmente arriesgada, sobretodo por que su elevado precio y escasa
practicidad hacía que estuviese fuera del alcance de la mayoría de los
españoles de la época.
En 1970 SEAT finalizaba
la renovación de su gama deportiva con la nueva generación del Coupé,
denominada comercialmente SEAT Sport Coupé. Montaba el mismo bloque de 52 CV
que el Spider y la carrocería, ahora dotada con dobles ópticas delanteras,
mantenía las líneas maestras de la primera versión creciendo unos centímetros
en longitud y perdiendo algo de altura, lo que le otorgaba una línea más
estilizada y deportiva.
El volante de madera
procedente del Spider y los paragolpes, que ahora incorporan topes de goma e
intermitentes, son otro detalle que diferenciaba esta versión de la anterior.
Ese mismo año se presentó
en el Salón de París el tope de gama, el SEAT 850
Especial Lujo. Destinado básicamente a la exportación. Su equipamiento incluía una
tapicería mixta de paño, el tablero del Sport Coupé y algunos detalles de
punta, como la luneta térmica trasera y un alternador en lugar de dinamo.
En 1972, coincidiendo con la decisión de FIAT de
finalizar la producción del 850, SEAT presenta la actualización del modelo, el
SEAT 850 D. La gama vuelve a ser reestructurada. Desaparecen las versiones
deportivas y se basa en tres acabados diferentes; 850 D Normal (42 CV y
disponible en 2 o 4 puertas), 850 D Especial (47 CV y disponible en 2 o 4
puertas) y 850 D Especial lujo (47 CV y sólo disponible en 4 puertas). La
producción del 850 se mantuvo hasta 1974, cuando fue sustituido a finales de
año por el SEAT 133.
Me mató con este modelo.
ResponderEliminarRecordaba bien al 850 de dos puertas y que casi dejaba entrever las líneas del 600, sobre todo en la curva de la luneta trasera.
Pero nunca había visto el modelo de cuatro puertas y tres volúmenes tan diferenciados.
Ahora mismo lo busqué en la web y casi no aparece, se ve que es muy poco visto.
Otra cosa, el parante trasero, sobre todo en el ángulo con el techo, se ve muy Fiat 128.
Disculpe que lo haya matado, Don Gaucho. Yo solo quería mostrarle un autito. Sabía de los peligros del coleccionismo, pero no estaba al tanto de lo letal que puede ser....
EliminarCuando veo estos autos, me cuesta imaginarlos en el tránsito actual. Yo creo que lo pasan por encima. Y no hablo de profesionales al volante con sus moles de 10 toneladas, habló de todos en general, hasta de los peatones. Tal vez deba imaginarlos con varios similares a su costado, tal vez eso ayude...
La miniatura es una belleza por su simpleza. Como bien dice, los volúmenes bien marcados y líneas muy limpias. Hermoso por todos lados...