martes, 26 de septiembre de 2023

Autoclásica (1999)

Desde el 12 al 16 de octubre de este año, se desarrollará en los jardines del Hipódromo de San Isidro, la exposición "Autoclásica". Un evento, que reúne a los mejores exponentes de autos clásicos del país en un entorno de fiesta y cordialidad que hace de esta reunión, una cita obligada para los amantes de los autos antiguos.

Todos los años, entre los cientos de vehículos expuestos, se busca festejar distintos aniversarios. Para este 2023 se rendirá homenaje a los "75 años de Porsche", a los "60 años de Lamborghini", a los "70 años del Chevrolet Corvette", los "110 años de Aston Martin" y los "110 años de Ford.

Para los amantes de los autos de carreras, se recordarán "Los 100 años de Le Mans" y en el rubro de las dos ruedas, estarán los "120 años de Harley Davidson" y los 100 años de BMW Motos". Como verán, hay para todos los gustos.

Y no solo hay automóviles y motocicletas. También hay embarcaciones y un sector muy grande de "Autojumble" donde siempre se pueden encontrar algunas miniaturas. En definitiva, un lugar donde uno puede pasar un día distinto, rodeado de la historia automotriz.

Les dejo imágenes de la edición de 1999.






martes, 19 de septiembre de 2023

Ford F-250 (1981)

Seguramente esta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que solo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos solo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser cegada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que solo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo.
En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

 

(Salvador Allende: “Último discurso” 11/09/1973)

martes, 12 de septiembre de 2023

Mini Paceman Cooper S (2012)

Al despertar en el bosque en medio del frío y la oscuridad nocturnos había alargado la mano para tocar al niño que dormía a su lado. Noches más tenebrosas que las tinieblas y cada uno de los días más gris que el día anterior. Como el primer síntoma de un glaucoma frío empañando el mundo. Su mano subía y bajaba al compás de la preciada respiración. Retiró la lona de plástico y se puso de pie envuelto en aquellas prendas y mantas pestilentes y buscó algún atisbo de luz en el este pero no lo había. En el sueño del que acababa de despertar vagaba por una gruta y el niño lo llevaba de la mano.
La luz de los dos bailaba en las húmedas paredes de roca caliza. Como peregrinos de fábula engullidos y extraviados en las entrañas de una bestia granítica. Humeros de piedra donde el agua goteaba y cantaba. Tañendo sin tregua en el silencio los minutos de la tierra y sus horas y días y años. Hasta que se hallaban en una enorme estancia de piedra donde había un lago antiguo y negro. Y en la orilla opuesta un ser que levantaba su chorreante boca del gour y miraba hacia la luz con unos ojos tan blancos y ciegos como los huevos de araña. Balanceaba su cabeza a ras de agua como para captar el olor de aquello que no podía ver. Agazapado allí, pálido y desnudo y translúcido, sus huesos de alabastro grabados en sombra en las rocas que tenía detrás. Sus intestinos, su palpitante corazón. El cerebro que latía dentro de una empañada campana de cristal. La criatura movía la cabeza de lado a lado y luego soltaba un gemido grave y daba media vuelta y dando tumbos se alejaba silenciosamente hacia la noche.

Se levantó con la primera luz gris y dejó al chico durmiendo y caminó hasta la carretera y en cuclillas estudió la región que se extendía al sur. Árida, silenciosa, infame. Debía de ser el mes de octubre pero no estaba seguro. Hacía años que no usaba calendario. Irían hacia el sur. Aquí era imposible sobrevivir un invierno más.

Cuando hubo clareado lo suficiente observó el valle con los prismáticos. Todo palideciendo hasta sumirse en tinieblas. La suave ceniza barriendo el asfalto en remolinos dispersos. Examinó lo que podía ver. Segmentos de carretera entre los árboles muertos allá abajo. Buscando algo que tuviera color. Algún movimiento. Algún indicio de humo estático. Bajó los prismáticos y se quitó la mascarilla de algodón que cubría su cara y se frotó la nariz con el dorso de la muñeca y luego miró otra vez. Se quedó allí sentado con los gemelos en la mano, viendo cómo la cenicienta luz del día cuajaba sobre el terreno. Solo sabía que el niño era su garantía. Y dijo: Si él no es la palabra de Dios, Dios no ha hablado nunca.

Cuando volvió, el chico seguía durmiendo. Retiró la lona de plástico azul que lo cubría y la dobló y la llevó al carrito de supermercado y la metió dentro y regresó con los platos y unos copos de avena en su bolsa de plástico y una botella de plástico de sirope. Extendió en el suelo la pequeña lona que les servía de mesa y colocó las cosas y se sacó la pistola del cinturón y la dejó sobre el mantel y luego se quedó mirando cómo dormía el chico. Se había quitado la mascarilla por la noche y estaba sepultada bajo las mantas. Observó al chico y miró entre los árboles hacia la carretera. Ese lugar no era seguro. Ahora que era de día podían verlos desde la carretera. El chico se movió. Luego abrió los ojos. Hola, papá, dijo.

Aquí estoy.

Ya lo sé.

Una hora después estaban en la carretera. Él empujaba el carrito y entre los dos cargaban las mochilas. En las mochilas había cosas básicas. Por si tenían que abandonar el carrito y echar a correr. Asegurado al asa del carrito había un retrovisor de motocicleta que él utilizaba para mirar la carretera a sus espaldas. Se subió un poco más la mochila y observó el campo devastado. La carretera estaba desierta. En el pequeño valle la serpiente todavía gris de un río. Inmóvil y precisa. A lo largo de la orilla unos carrizos secos. ¿Estás bien?, dijo. El chico asintió con la cabeza. Luego echaron a andar por el asfalto bajo una luz gris plomo, arrastrando los pies por la ceniza, cada cual el mundo entero para el otro.


(Cormac McCarthy: "La carretera" 2006)

martes, 5 de septiembre de 2023

Volkswagen Beetle (1973)

Este es el fin,

hermoso amigo.

Este es el fin

mi único amigo, el fin.

 

De nuestros elaborados planes, el fin,

de todo lo que permanece en pie, el fin.

No más seguridad o sorpresa, el fin

Nunca te miraré a los ojos... de nuevo.

 

Puedes imaginarte lo que será,

tan ilimitado y libre.

Necesitando desesperadamente la mano de un extraño,

en una tierra desesperada.

 

Perdidos en un desierto romano de dolor,

y todos los niños están locos,

todos los niños están locos,

esperando a la lluvia de verano, sí.

 

Hay peligro a las afueras de la ciudad,

recorre la autopista del Rey, nena,

extrañas escenas dentro de la mina de oro.

recorre la autopista hacia el oeste, nena.

 

Monta la serpiente, monta la serpiente,

al lago, al antiguo lago, nena.

La serpiente es larga, siete millas.

Monta la serpiente.

Es vieja, y su piel es fría.

El oeste es lo mejor.

El oeste es lo mejor.

Llega hasta aquí y nosotros haremos el resto.

El autobús azul está llamándonos,

el autobús azul está llamándonos.

Chofer, ¿dónde nos llevas?

 

El asesino despertó antes de que amaneciera,

se puso las botas,

cogió una cara de la antigua galería,

y bajó hasta el vestíbulo.

Entró en la habitación en que la vivía su hermana,

y entonces él

visitó a su hermano, y entonces él,

él bajó hasta el vestíbulo y,

y llegó hasta una puerta,

y miró dentro.

Padre, ¿si hijo?, quiero matarte

Madre… quiero…

 

Vamos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,

vamos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,

vamos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,

y reúnete conmigo detrás del autobús azul.

Haciendo una piedra azul,

en un autobús azul.

Haciendo una piedra azul.

Vamos, sí.

 

Matar, matar, matar, matar, matar, matar

 

Este es fin,

hermoso amigo.

Este es el fin

mi único amigo, el fin.

 

Duele dejarte libre,

pero tú nunca me seguirás.

El final de las carcajadas y las mentiras piadosas,

el final de las noches en las que tratamos de morir,

este es el fin.

 


  (The Doors: “Este es el fin” 1967)


Un clásico devorando litros....

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