Por alguna
razón, en un momento de nuestras vidas nos gustan los autos deportivos. Tal vez
tenga que ver con que en ese momento, estamos apurados por ir a ninguna parte. Es
cierto que tienen su encanto estilístico y que la velocidad tiene su magia, no
solo por la sensación que produce, sino también por la admiración a la parte
mecánica, que es capaz de mover un automóvil como el Porsche 928 S4 de 1986 al
ritmo de nuestra taquicardia.
Después uno
abandona o no, esa admiración a estos autos. Uno se inclina por los autos
familiares o muy antiguos o en el otro extremo se hacen fanáticos de los autos
de carreras. Pero también están los que siguen en el rubro, convirtiéndose en
especialistas de Ferraris, Lambos o Porsche, aunque solo los observen a través
de una pantalla o libro.
Pero aunque
nunca los hayan visto en directo, eso no les quita mérito, puesto que en la
vereda de enfrente, hay gente que tiene algo en sus manos y no sabe lo que
tiene. Después de todo el saber está en todas partes. Pero volviendo a los
deportivos, esta clase de autos, muy elitista, siempre tiene adeptos en todos
partes del mundo. Desde el país más avanzado, hasta la región más inhóspita,
que solo los tiene en la imaginación de su gente.
Y dentro de
los deportivos, podemos encontrar a los más exclusivo, esas versiones de solo
20 unidades, para que un puñado de humanos los compre, por el solo hecho de
tener la necesidad de sentirse como el auto, superior al resto. Son esas
unidades, basadas en el modelo original, pero que con cambios mínimos, los
hacen ver diferentes. Por lo general no tienen otro motivo que el de facturar.
El resto de
los estos súper autos, son más cercanos, con producciones superiores a las
centenas y a veces con cantidades envidiadas por autos más terrenales. En este
segmento, podemos ubicar a este modelo que nos acompaña, que sucede
cronológicamente hablando al Porsche 924 que ya vimos.
El 928
nació como un proyecto demasiado ambicioso. Debía reemplazar al Porsche 911.
Para tamaña tarea, se tomó la experiencia del 924, que a pesar de ser motivo de
críticas, había instaurado por primera vez el motor delantero refrigerado por
líquido. El principal motivo de seguir con esa política, eran las nuevas
disposiciones norteamericanas, en materia de seguridad y los altos costos del
consumo, como producto de la crisis del petróleo de 1973.
El director
general, Ernst Fuhrmann que era supervisado por un anciano pero no por ello
desactualizado Ferry Porsche, pronosticaba que al 911, le quedaba poco tiempo
de vida, por lo que le dio la tarea de diseño del futuro auto a Wolfgang Möbius,. Como se iba a
transformar en el nuevo buque insignia, se busco que refleje lujo y seguridad,
dejando de lado la austeridad de otros modelos. Se tomó de base a su antecesor,
con un largo capot delantero, y un habitáculo redondeado que albergaba a las
dos plazas delanteras y las dos pequeñas traseras.
Por dar esa
forma ovoide al habitáculo, se terminó redondeando toda la parte trasera
haciendo que el paragolpe se integre a la carrocería, solución que también fue
aprovechada en su parte delantera. Eso inició una tendencia, que aún vemos en
los autos actuales, con los paragolpes con el mismo color que la carrocería,
tal cual el 928. Otra característica era el clásico portón trasero que
integraba la luneta.
Por las
secuelas de la crisis del petróleo, se pensó en un motor de 6 cilindros de 3.3 litros para
motorizarlo. Pero para ser punta de lanza, quedaba chico y muy cerca del 924.
Por eso se montó por primera vez en la historia de Stuttgart, un V8 de 4,5 litros de cilindrada,
capaz de alcanzar los 230
km/h. El modelo fue presentado en 1977 y fue muy bien
recibido, siendo el primer deportivo en distinguirse como “auto del año” en
Europa en 1978.
En 1979 se
presenta la versión “S”, que poseía un motor de 4.7 litros y 300 CV, que
posibilitaba llegar a 250
km/h. A esta altura, a pesar del éxito del modelo, se
llegó a la conclusión que nunca iban a poder abandonar a los autos de motor
trasero, por lo que el 911 siguió gozando de buena salud. En 1986, se potenció
aún más el motor, que fue llevado a los 5 litros, alcanzando los
320 CV, con una velocidad de 270
km/h. Esa versión se la denominó “S4”.
Para el
próximo capítulo de Porsche, los espero con el 944.
La
miniatura que nos acompaña, pertenece al fascículo 18 de la Colección Porsche
de la Editorial Planeta
DeAgostini. De fondo acompaña la versión deportiva de Bburago. Y si no les
alcanza pueden ver el video.